El terreno que soñaba con albergar un aeropuerto ve ahora cómo el parque empresarial de energías renovables, el otro proyecto anunciado, está también lejos de hacerse realidad.
2.000 empleos, la solución al paro en el municipio de Jimena, empresas que funcionen con energías renovables, negocio sin perturbar el medio ambiente. Todo pintaba muy bonito aunque, a decir verdad, ni el aeropuerto fructificó en 2005, ni el parque empresarial verá la luz en próximas fechas. Con la crisis como causa o excusa, sumada a permisos medioambientales, las 160 hectáreas de la vega de Barría parecen estar destinadas a seguir siendo terreno rústico al no proliferar sobre él los proyectos que Aeropuertos de la Costa del Sol, propietaria de la finca, pretendía promover.
Una fábrica de cristal iba a ser la primera en instalarse, de la mano de European Toughened Glass. Sin embargo, la calificación de los terrenos se ralentizaron demasiado para las aspiraciones de negocio de la compañía e hicieron que se rompiera el acuerdo que firmaron el Consistorio, con Ildefonso Gómez a la cabeza, y la compañía. Actualmente, la modificación del suelo está pendiente de un informe de inundabilidad de la Agencia Andaluza del Agua."El tema está parado porque el que lo promovía se ha quedado parado", dijo el alcalde de Jimena, Pascual Collado, quien confirmó que, desde que él está en el cargo, no ha tenido contacto alguno con la compañía interesada, si bien la disposición de la finca como terreno empresarial continúa en trámites.El futuro próximo de Jimena no pasa por la finca Barría.
El concejal de Fomento, Fernando Gómez, contó que los proyectos más factibles se darán en los terrenos de Jimenaflor, el antiguo vivero del municipio, y de Tradecor, la empresa corchera.Una empresa ya está manteniendo reuniones con los propietarios de la finca del vivero para desarrollar un futuro polígono que responda a los parámetros vendidos en su día para Barría y que pretenden sacar provecho a la zona sin quebrantar el status de "pulmón de la comarca" a Jimena, como calificó Gómez al municipio.
En sus 220.000 metros pretenden instalar empresas no contaminantes, de madera, corcho, biomasa o trituradoras de compost, nada de grandes industrias, lo que les servirá para diferenciarse de los polígonos de la costa.
La finca de la corchera se verá beneficiada por los 300.000 euros de una subvención de la Diputación de Cádiz para su urbanización.
Gómez recordó que esta parcela fue comprada por el Ayuntamiento y, en un principio, intentó venderla para que una empresa privada desarrollara los 14.000 metros cuadrados, sin éxito. Con la subvención, crearán la zona industrial donde pretenden instalar talleres, almacenes y empresas que operan actualmente en el casco.
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