EL RIO GUADIARO A SU PASO POR PACHECO

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FOTO DEL DÍA 17 SEPTIEMBRE 2.011

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domingo, 17 de enero de 2010

El "no" de María Teresa Fernandez de la Vega.

Los dirigentes políticos olvidan con frecuencia dos cosas fundamentales: quién les ha otorgado temporalmente el poder (el voto de los ciudadanos) y quién les paga el sueldo cada mes (los impuestos de los ciudadanos).
Si tuvieran en cuenta estas dos circunstancias, al menos una vez por semana, otro gallo nos cantaría.
La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández, no sólo es la número dos de Zapatero sino que es la portavoz del Gobierno, y como tal es la responsable de transmitir a los informadores la postura del Ejecutivo y los acuerdos que haya tomado el Consejo de Ministros, así como de responder con sinceridad y honradez a las preguntas que los periodistas consideren oportuno hacer.
Pues bien, cuando el tema no es de su agrado, la portavoz se dedica a ignorar la cuestión y a zanjar la pregunta con un “no tengo conocimiento sobre esa información”. Eso es lo grave, su sospechosa falta de conocimiento.
El pasado viernes, Fernández aseguró desconocer las informaciones que LA GACETA ha publicado en la última semana sobre adjudicaciones concedidas por la Junta de Andalucía a empresas que están o han estado relacionadas con Paula Chaves, hija del ex presidente de la Junta y actual vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves.
La ignorancia de Fernández se puede entender de varias maneras. Una, no le importa la corrupción si afecta a alguien de su Gobierno. Dos, el caso Chaves es tan grave que prefiere escurrir el bulto y no afrontar la realidad para no verse ella y todo el Gobierno más afectados de lo que ya están.
Otra lectura de su ignorancia nos lleva a pensar que la vicepresidenta de todo un Gobierno democrático toma represalias contra un medio de comunicación, y le castiga con su sospechoso silencio. Fernández puede actuar como quiera, siempre y cuando no falte a la verdad ni encubra la posible corrupción de su colega de Gobierno.
Es evidente que el caso Chaves es una bomba política que ha iniciado su cuenta atrás y que estallará con todas sus consecuencias en su momento por mucho que Fernández diga ignorar el tema.
El pasado 13 de enero, LA GACETA publicaba, recogiendo fuentes jurídicas de toda solvencia, que el Tribunal Supremo ha decidido admitir a trámite la querella que presentó el PP contra Manuel Chaves por prevaricación y tráfico de influencias.
Si Zapatero y su Gobierno no estuvieran en franca descomposición, serían los primeros interesados en aclarar este grave caso de nepotismo.
Mantener en el Ejecutivo a todo un vicepresidente bajo sospecha de corrupción es una factura que no sólo pagará Zapatero y su gobierno, sino toda la democracia. De ahí que si el Gobierno y el PSOE prefieren hacerse los suecos y mirar hacia otra parte, la oposición está obligada (a ella también la pagamos con nuestros impuestos) a empeñarse política y judicialmente en que se aclaren estos hechos, que cada día que pasa, como demuestra la información que hoy publicamos firmada por Xavier Horcajo, son más graves.
Exigir la dimisión de Manuel Chaves, que hasta la fecha no ha dado ninguna explicación solvente que le exonere de responsabilidad, no debe ser una estrategia política del PP, sino un ejercicio imprescindible de higiene democrática.

Fernández cuida mucho su vestuario, pero lo que debería cuidar es su honradez política y estar mejor informada, sobre todo si está en tela de juicio un caso de corrupción que salpica de lleno a un vicepresidente del Gobierno.

Tesoro del Guadiaro se pregunta; ¿de toda la trama corruptiva del señor Chaves en el culebrón de su hija, que hubiese hecho el Juez Garzón si de miembros del PP se tratara?


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